Al recibir a los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo «Cor Unum», cuyo presidente es el Cardenal Paul Josef Cordes, el Papa Benedicto XVI señaló que la Iglesia está en el mundo para anunciar el Evangelio y servir, a través de la caridad, a todos los hombres.
En el discurso que les dirigió y tras agradecer su invalorable servicio, el Papa señaló que la misión de este dicasterio «se coloca en una tensión constante entre dos polos: el anuncio del Evangelio y la atención al corazón del ser humano y del ambiente en que vive», y recordó que este año hubo dos eventos eclesiales que lo evidenciaron: «la publicación de la encíclica «Caritas in veritate» y la «Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos dedicada a la reconciliación, la justicia y la paz».
«En perspectivas diversas pero convergentes, ambos han puesto de relieve que la Iglesia en su anuncio salvífico no puede prescindir de las condiciones concretas de la vida de los seres humanos, a los cuales ha sido enviada. De esta certeza han nacido en el curso de los siglos muchas obras y estructuras eclesiales encaminadas a la promoción de las personas y los pueblos, que han dado y dan una contribución insustituible al crecimiento y el desarrollo armonioso e integral del ser humano».
Benedicto XVI señaló luego que en esa perspectiva se debe considerar «el compromiso de la Iglesia para el desarrollo de una sociedad más justa, en la cual se reconozcan y respeten todos los derechos de los individuos y los pueblos. A la Iglesia no le compete intervenir directamente en la política de los Estados, pero la comunidad cristiana no puede ni debe quedarse al margen en la defensa de los derechos humanos y la promoción de la justicia».
«La fe, es una fuerza espiritual que purifica la razón en la búsqueda de un orden justo, liberándola del peligro, siempre presente, de que la «engatusen» el egoísmo, el interés y el poder. En verdad, como demuestra la experiencia, también en las sociedades más evolucionadas desde el punto de vista social, la «caritas» sigue siendo necesaria: el servicio del amor no es nunca superfluo, porque siempre hay situaciones de sufrimiento, de soledad, de necesidad que requieren dedicación personal y ayudas concretas».
Por ello, dijo el Papa, «todo aquel que preste servicio en los organismos eclesiales dedicados a las iniciativas y las obras de caridad tiene este objetivo: dar a conocer y experimentar el rostro misericordioso del Padre celestial, porque en el corazón de Dios Amor está la respuesta verdadera a las esperanzas más recónditas del corazón humano».
«Es importante que la Iglesia, insertada en las peripecias de la historia y la vida de los seres humanos, se haga canal de la bondad y del amor de Dios», concluyó.
aciprensa.com
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