Es el día que celebra el misterio de la Resurrección del Señor.
Dios mandó a Moisés celebrar el sábado como día del Señor, pero los cristianos, después de la Resurrección de Cristo el día siguiente al sábado, celebramos el Domingo en conmemoración de ese gran acontecimiento.
«La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio Pascual cada ocho días, en el día que se llama, con razón Día del Señor o Domingo. » (Catecismo n.1166)
Para los cristianos el domingo reemplaza al sábado. Es la primera fiesta cristiana. Es el día del Señor, día de alegría y de gozo.
El domingo es la primera fiesta cristiana, la fiesta primordial. Durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos empezaron enseguida a celebrarlo: ya se habla del domingo en la primera Carta a los Corintios, en los Hechos de los Apóstoles y en el Apocalipsis.
Es el día de la Eucaristía. Durante los primeros siglos el eje del domingo fue la celebración de la Sagrada Eucaristía, en la que se conmemoraba y actualizaba la Resurrección de Jesucristo.
Joseph Ratzinger, «Tiempo Sagrado» de El Espíritu de la Liturgia
El domingo es, por tanto, para el cristiano, la verdadera medida del tiempo, lo que marca el ritmo de su vida.
No se apoya en una convención arbitraria, sino que lleva en sí la síntesis única de su memoria histórica, del recuerdo de la creación y de la teología de la esperanza.
Es la fiesta de la resurrección para los cristianos, fiesta que se hace presente todas las semanas, pero que no por eso hace superfluo el recuerdo específico de la Pascua de Jesús.
Del Nuevo Testamento se desprende claramente que Jesús se encaminó con total conciencia a su «hora».
La expresión la «hora de Jesús», resaltada por el Evangelio de san Juan, tiene sin duda, un significado muy complejo. Pero, ante todo, remite a una fecha, Jesús no quiso morir en un día cualquiera. Su muerte tenía un significado para la historia, para la humanidad.
Es día de alegría y de descanso. Cuando la legislación civil introdujo la ley del descanso dominical encontró en la Iglesia una acogida favorable; no sólo porque esto favorecía el culto y el descanso, sino la conmemoración del nuevo descanso instaurado por Cristo en la Resurrección.
conelpapa.com
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