En series de televisión, en campañas de salud sexual, en revistas... el sexo impregna permanentemente la vida de los adolescentes
Coquetean con el alcohol y las drogas y hablan de sexo con sus amigos. Con 13 años, los niños y niñas españoles reciben desde revistas, series, películas y campañas gubernamentales mensajes que frivolizan la sexualidad, pero nadie les habla de responsabilidad, de límites ni de control. El resultado: una juventud que no sabe, o no quiere, discernir entre bien y mal.
En menos de 20 días, dos niñas de 13 y 12 años han sido amedrentadas, amenazadas y violadas en Andalucía. Sólo uno de los 13 implicados, de 22 años, ha sido sometido a la justicia adulta. Los otros 12, uno por ser discapacitado psíquico y el resto por no alcanzar la mayoría de edad, están ahora internados en centros de tutela o en sus casas, como si nada hubiera pasado.
Se les aplica la Ley Orgánica 8/2006, de 4 de diciembre, que regula la Responsabilidad Penal de los Menores, según la cual los menores de 14 años son inimputables - no responden ante la Justicia- y los menores de entre 14 y 18 años deben ser castigados de acuerdo con las penas establecidas en la ley, que nunca contemplan la cárcel.
Casos como el de las niñas violadas en Andalucía, la muerte de Marta del Castillo -violada y asesinada presuntamente a manos de un menor de edad- o la tortura y asesinato de Sandra Palo reabren siempre el mismo debate: ¿debe reformarse la ley?, ¿deben responder ante la justicia en casos de delitos graves como asesinato o violación, los menores de 13 años? Paralela al debate discurre casi siempre la misma reflexión de expertos: no se puede reformar la ley por casos concretos; no se debe legislar con la carga emocional que implican hechos tan trágicos y, sobre todo, no se puede buscar la solución a esta terrible realidad en un castigo de mayor gravedad, sino en la prevención de unas conductas incomprensibles en chicos de esa edad.
¿Cuáles son las causas?
Para tratar de prevenir y frenar esta violencia sexual en los menores hay que ahondar en las causas. Ya en 2008 la Memoria de la Fiscalía alertaba del aumento de la delincuencia juvenil y se refería a la «desestructuración de las familias», a la influencia de los «medios de comunicación que inciden en la adquisición de valores en los que la violencia es un recurso aceptable socialmente» y a la «ausencia de límites y control parental» como causas.
Señala también la «permisividad e inconsistencia de pautas educativas» y la «falta de transmisión de valores pro sociales», las «actitudes tolerantes y las reformas legales que socavan la autoridad de los padres en el ejercicio razonable de la necesaria corrección y sanción a los hijos» y recuerda que la cultura del todo vale, en ocasiones «incitadora o justificadora de la violencia», está vez cada vez más presente en la juventud.
Además los menores viven hoy en una sociedad mediatizada por el sexo. Experimentan un auténtico bombardeo de mensajes que frivolizan las relaciones sexuales desde series de televisión, campañas de salud sexual, revistas adolescentes y un largo etcétera. El sexo se presenta como algo normal entre niños de 13 o 14 años. Se habla del preservativo, pero no de las implicaciones emocionales que supone mantener relaciones sexuales e incluso alguna revista ofrece pistas para gozar del «sexo sin compromiso».
Una juventud sexualizada y a la que no se ha inculcado responsabilidad ni autocontrol es caldo de cultivo para actos violentos. Si se añade que los menores consumen alcohol desde edades muy tempranas y consideran normal fumar porros, según señala la Fiscalía, empieza a entenderse que las páginas de sucesos se llenen de noticias como las de Huelva y Córdoba. En 2004 más de 200 menores (de 14 a 18 años) fueron condenados por delitos contra la libertad sexual; esta cifra aumentó en 2005, año en que la Fiscalía conoció más de 1.300 cuestiones criminales de este tipo. En 2007, últimos datos oficiales de la Fiscalía y el INE, 109 menores fueron condenados por los mismos delitos y se produjeron, en total, 1.500 agresiones contra la libertad sexual.
¿Qué ha llevado a esos chicos a cometer delitos tan graves?, se pregunta el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, en el diario El Mundo. «A lo mejor nos damos cuenta de que la falta de valores, la banalización de las relaciones sexuales y la violencia que día a día ven nuestros hijos en las series de televisión, el relativismo moral y la falta de atención por parte de los padres tienen algo que ver en todo esto», señala Canalda. «¿Qué ocurre para que los menores tengan valores tan dislocados?», decía el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, quien también apelaba a una mejor educación, pero que insiste en imponer una asignatura como Educación para la Ciudadanía, gran trivializadora del sexo. «A lo mejor es el momento de que, como padres y como sociedad en general, digamos basta ante tanto desatino. Las reformas legales vendrán luego», concluye Canalda.
Todos coinciden; ahora falta actuar.
Rosa Cuevas-Mons
sontushijos.org
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