Es muy común que se hable sobre la gracia y los dones como sinónimos, sin embargo, hay distinciones.
Según el Catecismo la gracia «es una participación en la vida de Dios». Esta participación se da en el Bautismo cuando recibimos en nuestras almas la «Gracia Santificante» que nos hace «hijos de Dios», «miembros de la Iglesia», «nos libera del pecado original» y «nos da las virtudes infusas (fe, esperanza y caridad) y los dones del Espíritu Santo».
Vemos entonces que los dones son parte de la vida de la gracia, son regalos de Dios que nos ayudan a vivir la gracia y a dar frutos para edificar la Iglesia.
Los sacramentos son don y gracia. S. Gregorio de Nacianceno dice que el bautismo es «don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real; iluminación, porque es luz.... » (Catecismo # 1216).
¿Qué es la Gracia?:
Segun el Catecismo de la Iglesia 1996-2005:
«La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder
a su llamada: llegar a ser hijos de Dios (cf Jn 1,12-18), hijos adoptivos (cf Rm 8, 14-17), partícipes de la naturaleza divina (cf 2 P 1, 3-4), de la vida eterna (cf Jn 17, 3).
Al hablar de gracia se hace una distinción:
a) Gracia Santificante: Es una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor. Y esta la recibimos en el Bautismo y cuando la perdemos por el pecado mortal la recuperamos en el Sacramento de la Confesión.
b) Gracia Actual: Son las intervenciones de Dios en nuestras vidas para ayudarnos a la conversión y al crecimiento en santidad. Es decir, son aquellas gracias que Dios derrama en momentos específicos de nuestras vidas en los que recibimos una luz nueva sobre la vida de Dios y la vida en Dios, o en un momento de tentación para poderla soportar y vencer, o las gracias que se nos dan en un momento de sufrimiento o prueba que nos ayudan a tener la fortaleza necesaria para soportalo. Estas gracias son auxilios momentáneos de parte de Dios para ayudarnos en nuestro diario vivir.
La gracia aumenta a medida que permitimos al Espíritu Santo actuar por la participación en los sacramentos, la oración y la vida virtuosa - todo por los méritos de Cristo. La gracia nos asemeja a la vida de Cristo: sus virtudes, forma de pensar y actuar.
¿Qué son los dones?
Nuevamente volviendo al Catecismo, 1830-1832: Cuando se habla de «dones» se refiere a aquellos «regalos» que nos da el Espíritu Santo.
«Los Dones son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo»
Los dones de santificación son aquellas disposiciones que nos hacen vivir la vida cristiana completando y llevando a su perfección las virtudes en nuestras vidas. Estos son siete y la Iglesia se refiere a ellos como «los dones del Espíritu Santo», según aparecen en las Sagradas Escrituras en Isaías 11: 1-2, pasaje que se aplicó a sí mismo nuestro Señor Jesucristo cuando estaba en la Sinagoga de Cafarnaum: «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el Espíritu de Yahveh: espíritu de Sabiduría e Inteligencia, espíritu de Consejo y Fortaleza, espíritu de Ciencia y Temor de Yahveh» (Is 11:1-2). Hay un séptimo que es el don de Piedad.
Los carismas. Además de los dones de santificación, el Espíritu Santo nos da carismas de los que habla San Pablo:
I Corintios 12:4-13 Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común...
Estos dones se recibieron en el Bautismo, pero están como regalos sin abrir; luego en la Confirmación volvemos a recibir una efusión del Espíritu para desarrollarlos.
Los carismas son como herramientas. A todos se nos da la gracia pero a cada uno carismas diferentes según nuestra misión. Estos se pueden usar bien o mal. No son condición ni garantía de santidad. Ya que Dios nos creó libres, los carismas se pueden usar bien o mal. Se puede dar el caso de alguien que tenga grandes dones - como el don de la palabra, sanación, lenguas, etc pero no viva en gracia. Es el caso del hijo pródigo que se fue de la casa a malgastar. Lucifer también recibió grandes dones pero se llenó de soberbia al verse tan dotado y se perdió.
I Corintios 12:31 -13:1
¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
En conclusión. Mientras la gracia es participación de la vida divina, los dones son regalos para ayudarnos a vivir esa vida de la gracia y para edificar a la Iglesia.
corazones.org
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