La persona humana se diferencia del resto de los seres vivos por ser una criatura hecha para la libertad
La naturaleza humana esta diseñada para tener órganos que sean el soporte biológico de las potencias o facultades espirituales y de la vida del alma o espiritual, que es principio unitario que vivifica enteramente el cuerpo y del que dimanan todas las facultades o potencias que contribuyen a que el cuerpo sea un organismo. Materia y forma se co pertenecen, aunque las facultades espirituales rebasen a las corporales (sobrante formal) y le posibilitan a abrirse a la libertad, gracias a la indeterminación que posee su naturaleza y a la apertura hacia su intimidad en un primer momento y después hacia los demás.
La persona humana se diferencia del resto de los seres vivos por ser una criatura hecha para la libertad. A través de la evolución fue adquiriendo las características necesarias para este fin:
• El hombre no se rige por los instintos, que controlan la conducta animal, sino por su inteligencia que le permite descubrir la verdad y naturaleza de las cosas y por su voluntad que lo mueve hacia lo bueno. Así la acción propiamente humana es la que decide sobre sus actos y se hace responsable de ellos.
• El ser humano no se concibe a si mismo como parte del cosmos, es una realidad superior, con capacidad de comprender y de transformar la creación para cubrir sus necesidades, es decir que no se adapta al medio, sino que adapta el medio a él, a través del pensamiento concreto y abstracto.
Toda su biología indeterminada nos habla de su apertura al mundo que le rodea:
- Su piel sin una cubierta natural que lo proteja.
- Unas manos capaces se realizar los múltiples proyectos de la creatividad humana, herramientas eficientes para expresar al espíritu humano.
- Sus pies y piernas, que le permiten caminar erguido sin una especialización particular que no sea la de desplazarse con equilibrio y suavidad y dejar las manos libres.
- Su rostro, expresión del alma. (Ojos y boca expresivos).
- Su cabeza sobre el resto del cuerpo, dando importancia a lo que ve de frente y arriba y restando importancia a lo de abajo y al bulbo olfativo.
- Un aparato fonador capaz del habla para la comunicación.
- Un ser humano indefenso y prematuro desde su nacimiento que le obliga a la dependencia de otros para su sobrevivencia y educación, y de la relacionalidad y de la cultura para el aprendizaje.
- Un cerebro capaz de ser conciente de sí mismo, de que piensa, de la realidad que le rodea; continuamente inquieto por encontrar la verdad de las cosas del mundo que le rodea; donde no sólo se almacena la información recibida sino que se clasifica y se interpreta, para posibilitar una respuesta informada, libre y conciente a los estímulos externos; con un pensamiento secuencial, relacional y lógico que le permite crear ideas; con zonas específicas para los diversos procesos necesarios para la socialización y la comunicación.
- Conciencia de sí mismo y de su interioridad.
- Conciencia de la forma en que el tiempo influye en él y de cómo puede hacerse dueño de éste a través del compromiso.
- Una actividad sexual que supera la finalidad procreativa y que se convierte en signo del amor y la donación personal.
- Un aparato digestivo que digiere de todo, que incorporó proteínas a su dieta favoreciendo la hominización.
- Un cuerpo que no posee instrumentos de ataque o de defensa.
- El cuerpo humano abierto, no cerrado en su biología, en su «pobreza» de especialización por indeterminación biológica, es presupuesto biológico para un ser libre. En su libertad radical es capaz de resolver con técnica lo que la «biología» le ha negado: Potencia con hábitos la inteligencia, la capacidad creativa, hace cultural su forma de vivir. El carácter de la vida, lo relacional, la apertura, lo afectivo, no sólo se manifiesta en la corporalidad, sino que la determinan.
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