Caminaba por el desierto cansado y sin alimento. Bajo el sol ardiente y sin agua a la vista, mientras esa voz en mi interior insistía en que siguiera. No se donde estaba pero siempre la escuchaba una y otra vez, "sigue tu camino" era lo que me repetía.
Constantemente en el camino caía y casi sin aliento me quedaba. Veía espejismos y muchos engaños. Mis problemas parecían solucionarse pero se deshacían al llegar al agua producto de mi imaginación.
Entonces en la visión una luz apareció. Una luz en un sendero igual el que sol brillaba pero esta no encadilaba, si no que por el contrario podía ser vista directamente. De la luz salió una voz muy fuerte que me dijo "Hijo has caminado. Cansado te he encontrado. Pero en medio de todo esto, ¿por que mis fuerzas no has buscado?". Desperté de ese sueño y supe que levantarse no es suficiente, y de nada sirve si no te apoyas en las fuerzas del que es omnipotente.
Te levantarás mil veces mas al suelo volverás si es que tu destino no es el que te mira desde el mas allá.
Por eso lucha y camina y nunca te detengas, mas recuerda que siempre antes de levantarte, debes arrodillarte para rogar a Dios que tu vida ilumine y el buen sendero te muestre.
«ISAÍAS 40,31
Pero los que confian en Yavé se renuevan las fuerzas,echan alas como de águila;corren sin cansarse y caminan sin fatigarse.»
iglesia.org
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