Sunday, November 22, 2009

Cristo Rey del Universo



22 de Noviembre

¡VIVA CRISTO REY!


Los reyes son gobernantes que rigen pueblos y naciones. Yo Soy un Rey que nadie obedece y quien lo hace, lo hace con mucha mediocridad. Yo quisiera gobernar a mis almas, a mi pueblo, y hacerlo con bondad y amor, pero Mi pueblo (los cristianos) vive a su aire, sin pararse a reflexionar si son súbditos dignos de Mi.

Yo Soy un Rey Eterno y Universal, por todos los siglos y para todas las generaciones, pero las generaciones Me ignoran, Me blasfeman, Me olvidan y hasta Me juzgan.

¿Qué rey aguantaría tanto? ¿Qué rey soportaría que le hicieran lo que a Mi Me hacen? Y sin embargo, Yo amo hasta la saciedad a Mis súbditos, a Mi rebaño. Yo doy la vida por cada una de Mis ovejas. Yo vivo pendiente de ellas, de sus necesidades, de sus intereses, pero Mis ovejas olvidan Mi autoridad y campan a sus anchas, por los prados terrenales.

Pastan fuera de Mis leyes; beben en fuentes contaminadas; comen de pastos putrefactos y luego, cuando recogen lo frutos de lo que ellas han sembrado, Me echan a Mi en cara, que las cosas no les salen bien y, encima que Me han dejado de lado, Me juzgan o Me reprochan que no Me cuido de ellas. ¿Se puede tolerar más? Yo Soy todo Amor, Paciencia y Misericordia, olvido sus reproches y ansío abrazar a esas ovejas que pastaron fuera de Mis prados y bebieron aguas contaminadas, porque al verlas malheridas y sufriendo, aun más se conmueve Mi infinita Misericordia.

Pero… ¿Quién entiende esto? ¿Quién lo cree? Más Me duele la falta de credibilidad en Mi Misericordia que la indiferencia o ingratitud de muchos fieles cristianos. ¡Venid a Mí rebaño de Mis Entrañas! ¡Venid a Mi Corazón Divino! ¡Gustad de Mis delicias, gustad de Mis dones!

Yo os doy de todo lo que necesitáis y que el mundo no os puede dar. Os doy fuerzas para la prueba; os doy paz para vuestras almas; os doy paciencia para saber esperar; os doy resignación, todo lo que necesitáis para este camino hacia la eternidad. Yo Cireneo Divino os ayudo a llevar vuestras cruces. Yo Me cargo también con ellas y os doy todo lo que necesitáis para caminar, hasta llegar a Mis Moradas.

Yo Soy Amor y Misericordia y siempre lo seré. Ni vuestros pecados y corrupción menguan (en nada) Mi Misericordia. Yo, Jesús de Nazaret, os espero ardientemente. Venid a Mi almas de Mi Corazón Divino, que os espero. Yo Soy Amor.

SALMO 144, I-II
Himno a la grandeza de Dios

.

1Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

2Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

3Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
4una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

5Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
6encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
7difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

8El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
9el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

10Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
11que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

12explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
13Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

* * *

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
14El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

15Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
16abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

17El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
18cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

19Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
20El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

21Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Profundicemos llenos de agradecimiento, como aquellos colosenses a quienes Pablo dirige su carta, en el misterio de amor que es para nosotros Cristo Rey redimiéndonos: “Demos gracias a Dios Padre, que nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo dignos de la herencia de los santos en la luz, introduciéndonos en el Reino del Hijo de su amor, en el cual tenemos redención por su sangre, perdón de los pecados”. (Col. 1. 12)
Él se ofreció en la cruz, como hostia inmaculada pacífica para que todos los hombres se sujetasen a su dominio. Y así poder entregar al Padre ese Reino eterno y universal formado con las almas que con Él y en Él se salvan siempre. Reino de verdad y de vida, Reino de Santidad y gracia, Reino de justicia, amor y paz.

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