"Lo que es esencial está oculto a nuestros ojos", dice el zorro al Pequeño Príncipe de Antonio de Saint-Exupéry. Es verdad. Pero hay tanto en nuestra vida que nos puede llevar a confiar en apariencias externas. "Cuidando las Apariencias" era el título de una comedia en serie de la BBC TV. En ella veíamos las escapadas de Hyacinth Bucket, mientras repetía sus errores al tratar de escalar al nivel social de la "alta sociedad". Su dilema nos toca, porque ella refleja algo de nosotros cuando tratamos de guiarnos por las apariencias y somos atrapados por lo que creemos que otros ven en nosotros. Pero, en realidad, hay una mirada más profunda, en la cual lo que es invisible para los ojos de la mayoría, será visible para ella.
Por ejemplo, el profeta Samuel escuchó estas palabras: "Pero el Señor le dijo: "No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia. El Señor ve el corazón". Un proyecto para esta Cuaresma podría ser el cultivar un modo de mirar más profundo que el normal. Es una forma de ver cual involucra mi corazón - donde no me fijo en lo externo, sino que puedo mirar hacia mi interior, hacia mi ser profundo, y hacia el ser interior de otros: "Tú quieres la sinceridad interior y en lo íntimo me inculcas sabiduría" (Salmo 51:8). Entonces podré ver claramente mi vida, y con algo de los ojos y de la sabiduría de Dios. Señor, limpia mi ceguera, sáname y líbrame, y déjame ver con claridad.
iglesia.org
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